Daniel 1:10-13

¿Tiene usted fe? ¿Quisiera tenerla? Lea los versos siguientes:

Daniel 1:10-13

"Y dijo el jefe de los eunucos a Daniel: Temo a mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza".

"Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el jefe de los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías: Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber. Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas"




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La comparación con el original muestra una traducción de alta fidelidad al hebreo. No obstante, hay una palabra que necesita ser más precisada, los "vegetales" (hebreo "zeroim") que han sido traducidos como "legumbres". No debe entenderse que ellos pidieron comer sólo habichuelas; "zeroim" es mejor traducida en este caso como "vegetales" en general (todo lo que se "siembra" y se "cosecha"). La "dieta" no tiene en sí ninguna connotación religiosa, sino que su objetivo era evitar comer algún animal inmundo (más adelante en Daniel vemos un ayuno en el cual "se abstuvo" de carne y vino, lo cual implica que después ellos comían como de costumbre, cuando llegaron a tener la facultad de escoger los animales. La dieta normal de los judíos no era vegetariana, sino que incluía carne). 

No debemos creer que el jefe de eunucos estaba exagerando. Ejemplos de la crueldad y el despotismo de Nabucodonosor pueden ser vistos a lo largo del libro de Daniel y a través de otros testimonios. Si se encontraban algunos de los jóvenes más débiles o "pálidos", y se constataba que era por causa de una orden diferente a la del rey, dada por Melsar, es muy probable que éste fuera ejecutado. Nótese cuánta "gracia y buena voluntad" le dio el Señor a los jóvenes hebreos, por quienes el "capataz" - recuérdese que eran esclavos - cambió la orden del rey con peligro de su vida. Note también la mansedumbre - "praótes" del NT - con que Daniel abordó el asunto, pese a la seriedad que tenía para él como creyente. 

¿Por qué Dios se puso a favor de Daniel y sus amigos? 

En los planes de Dios no ocurre nada "por causalidad". El hecho de haber sido escogidos Daniel y sus amigos para esta posición en Babilonia tenía su lugar en el plan de Dios, y Él los guardaría hasta que este plan se cumpliese (veremos las diferentes pruebas por las cuales pasaron y en medio de las cuales los libró el Dios del cielo). Los reyes de Babilonia - y de Persia, que vendrían tras ellos - tendrían el testimonio del Dios de los hebreos, ya que los babilonios respetarían las vidas de los judíos y los persas les permitirían regresar a reconstruir Jerusalén. ¡Aleluya! ¿No es maravilloso el Dios de Israel?

Por supuesto hay otros motivos, y es que ellos actuaron conforme al plan de Dios. Esto significa que no se dejaron "babilonizar", sino que mantuvieron viva su fe. Los judíos tenían en Jerusalén todo un ceremonial al que acudían en varias fiestas anuales para celebrar a Dios (como parte de su religión) y aunque Daniel y sus amigos fueron privados de esta bendición por estar cautivos en Babilonia, mantuvieron su fe, siguieron leyendo las escrituras y orando al Señor a lo largo de toda su vida. Los pasos de fe que ellos dieron, en un imperio extraño y pagano, y viviendo en la corte real misma - donde tenían que observar las mismas reglas de todos los demás - fueron premiados por Dios, como más adelante veremos. 

El plan de Dios es parecido para nosotros. Él quiere salvar a los pecadores. Y esta salvación se obró en la cruz del Calvario, tanto para los que esperaron al Mesías antes de que viniera (como Daniel y sus amigos) como para los que lo recibieron después de su manifestación. Al igual que aquellos hebreos, y todos los demás creyentes del Antiguo Testamento, y al igual que todos los que desde el día de Pentecostés han recibido al Salvador, usted tiene esta posibilidad, la de "recibir fe". 

Yo no tenía fe. Pero el Espíritu de Dios me la dio. Cuando me convertí al Señor, fue algo difícil para mí al principio, y tenía un cierto "complejo de inferioridad" respecto a la fe que veía en otros. En un estudio bíblico, de esos que se dan en días laborales - en aquellos tiempos hubiera dicho un estudio "común"; ahora sé que el Espíritu de Dios no está confinado a las grandes reuniones o los cultos de domingo, sino que actúa todos los días, las 24 horas - en aquel estudio recibí una revelación acerca de la fe que me ha sostenido a lo largo de toda mi vida en Cristo. Se predicaba del pasaje de Mateo 8:23-27, en el cual el Señor Jesucristo viaja con sus discípulos en una barca, se levanta una tormenta y Él calmó la tormenta con una orden. Él les llamó "hombres de poca fe" por causa de su temor. En aquel estudio, el Señor ME LLAMÓ a mí "hombre de poca fe"; sin embargo, en la condición en que yo estaba en aquellos días, eso fue para mí motivo de un gozo extraordinario. ¿Suena extraño? Pues no lo fue para mí, que había estado "confundido", "atado". Comprendí que yo no estaba "sin fe", sino que tenía "poca fe". La fe crece, se desarrolla, lleva a dar pasos cada vez mayores. Fue este el día en que el Espíritu Santo se hizo presente en mi vida de manera personal (no del "bautismo en el Espíritu", sino de la manifestación de Su Presencia en mí; aquél vendría después). El creyente "niño" que yo era estaba inseguro, y esta revelación me confirmó definitivamente: mi fe existía, sólo tenía que crecer. Este conocimiento abrió una puerta en mi corazón que estaba aún cerrada, la del crecimiento en la fe. No fue ese día que comencé a predicar o a componer alabanzas, pero sí el que mi espíritu se abrió a todo esto. Los discípulos de la barca no estaban carentes de fe - ¡eran discípulos de Jesucristo mismo! - pero tenían "poca fe". Su fe - como la mía - creció después. El Señor la "desató". 

Si usted aún no ha recibido a Cristo como su Señor y Salvador, piense en que es esta la fe que le salvará. No va a pasar de incrédulo a apóstol en un segundo, ni en un día (ni siquiera sé si el Señor le ha destinado al apostolado) Pero créame, sí va a pasar de "condenado" a "perdonado", del destino final en el infierno a la salvación eterna con Dios, de muerte a vida. Eso sí lo va a poder hacer en el mismo momento en que abra su corazón a Cristo, le confiese sus pecados, le pida perdón por ellos y le acepte como el Señor de su vida. Y muchas cosas más podrá hacer, "si tuviera fe como un grano de mostaza" (Lucas 17:6). 

Reciba a Cristo y sea salvo. La fe de Daniel y sus amigos les salvó en un medio hostil, y la suya también le salvará doquiera esté, porque es el medio que Dios nos da para que recibamos las bendiciones que Él tiene para nosotros: creerlas. 

Que el Señor le bendiga. En el amor de Cristo, su hermano

Israel Leonard

PS. ¡Cristo viene pronto!


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