Daniel 1:8-9

¿Sabe usted que es lo que nos ata e impide que Dios nos use?

El siguiente pasaje nos puede ayudar a comprenderlo:

Daniel 1:8-9

"Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos"




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Como puede observar, la traducción es perfecta. "Buena voluntad" o "compasión" es la actitud del funcionario babilonio que se identificó, sintió simpatía por Daniel y comprendió su petición.

¿Qué es "contaminarse"?

¿Por qué adoptó Daniel esta actitud?

¿Qué aplicación tiene este pasaje para nosotros hoy?

"Contaminar" es una palabra muy usada en nuestros tiempos con referencia a los microbios, bacterias, substancias tóxicas, y todo lo que convierte algo sano en dañino. El agua - por ejemplo - de un lago, originalmente potable, puede "contaminarse" con cualquiera de los agentes anteriores. Pero se supone que lo que comía y bebía el rey de Babilonia no sería "contaminante", ¿no es así? Para Daniel sí lo era.

Daniel era hebreo y muy versado en las Escrituras. Las Escrituras son para los hebreos creyentes "la Palabra de Dios" o "la ley (Torá)". Y en la ley de Dios tenían todo un capítulo en el libro de Levítico (el capítulo once) para describir todo lo que se podría comer ("animales limpios") y lo que no ("animales inmundos"). Esto era bien sabido de los opresores seléucidas, que obligaron a los judíos a comer cerdo para quebrantar su fe, e hicieron sacrificar un cerdo en el altar, como "sacrificio a Jehová" (así querían "contaminar" lo que para los judíos era sacrosanto).

Lo que incluiría la comida del rey Daniel no lo sabía, posiblemente. Pero claro está que debería incluir muchos de los "animales inmundos" de la lista de Levítico 11. Esta disposición está incluida en el plan de "babilonización" de los hebreos, que incluía su adoctrinamiento en las escrituras babilónicas, sus cambios de nombre que les daban una identidad diferente, y también sus cambios de alimentación. De aquí que Daniel "propuso en su corazón" (adoptó la inquebrantable resolución de) no participar de estos alimentos. Más adelante veremos que también conservó su fe en las Escrituras y siguió orando a lo largo de toda su vida al Dios de sus padres. También veremos los resultados sobrenaturales que trajo a Daniel y a sus amigos la fidelidad que mantuvieron con respecto a su Dios. La fe (πιστις, "pístis" en el NT) es un requisito indispensable para siquiera acercarse a Dios. También tuvieron que ejercer otro don espiritual, "templanza" o "dominio propio" (gr. εγκρατια, "enkrátia"), para rechazar los ciertamente suculentos manjares de lo que comía y bebía el rey de Babilonia. Aunque no está detallado, puede hacerse una idea leyendo acerca de la provisión del rey Salomón (1 Reyes 4:21-23) y añadiendo los animales que los hebreos no comían, pero sí los gentiles (cerdo, liebre y otros). Daniel rechazó todo esto y pidió una dieta vegetariana y agua como bebida. Observe además el contexto de su decisión, con miles de sus compatriotas cautivos de Babilonia y su templo profanado por Nabucodonosor, que puso un rey títere en Jerusalén 
(¿quién no hubiera creído que el judaísmo estaba sentenciado y que era inútil la resistencia?). 

Bien es sabido que los deportistas - por ejemplo - tienen un régimen de alimentos y ejercicios que les capacitarán para conseguir sus triunfos. El apóstol Pablo usó este ejemplo (1 Corintios 9:24-25) para ilustrar por qué hay cosas que nos eran convenientes y otras no. El mundo tiene "atractivos" tan fuertes o aún más de los que se le ofrecieron a Daniel en la corte de Babilonia para alejarlo de su fe. Y también tiene presiones para hacerlo. Probablemente no hay nadie que haya recibido a Cristo como su Señor y Salvador que no haya sido escarnecido por sus "compinches" con los cuales se embriagaba, o se drogaba, o participaba de fornicación y otros pecados. Para muchos, los que se abstienen de estas cosas lo hacen porque "su religión se lo prohíbe", y lo ven como una falta de libertad, dando a la religión un carácter dictatorial. 

Pero el Señor Jesucristo tiene otro modo de ver las cosas. Él dijo, "conocerán la verdad, y la verdad les hará libres". Lo que es represión a los ojos del mundo, es libertad para Dios. 
¿Cómo? Lea y considere.

Las epístolas a los Corintios fueron escritas por el apóstol Pablo, quien fundó la primera iglesia cristiana allí (Hechos 18) y, como era su costumbre, les enviaba "epístolas" - "cartas" con recomendaciones, correcciones y aliento para la fe de los convertidos. En particular esta iglesia estaba en una ciudad muy rica, llena de lujos y también de pecado. Los cristianos allí estaban practicando costumbres pecaminosas (había fornicación en la iglesia, y las reuniones de Santa Cena se convertían en orgías, entre otras cosas). El remedio del apóstol a estos males puede resumirse en un verso: 1 de Corintios 6:20, "...glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios".

Posiblemente usted ha comprado un TV, una PC, un refrigerador, lavadora, lavavajillas, en fin, cualquier efecto electrodoméstico que trae consigo un MANUAL. En el manual,  el fabricante le indica qué corriente usar para su equipo, qué cuidados necesita, dónde se debe poner y dónde no, qué lo puede afectar, para qué son los botones, en fin, todo lo que usted necesita saber para que su equipo no se accidente o se rompa - y para que eventualmente no lo accidente a usted mismo o a algún miembro de la familia. 

Los mandamientos de Dios tienen exactamente esta función. Nuestro cuerpo físico ("vuestro cuerpo") y espiritual ("vuestro espíritu") fueron creados por un Dios Todopoderoso que nos ama y nos quiere librar de todo mal. Antes de conocer al Señor - o sería mejor decir antes de que Él me rescatara - yo no tenía ningún manual para la conducción de mi persona. Por tanto, practicaba vicios (como beber o fumar; nunca llegaron la marihuana o la heroína a mis manos, pero si lo hubieran hecho, también las habría consumido) y practicaba fornicación (anteriormente ha testimoniado cómo caí además en adulterio). Aunque probablemente mi consumo de alcohol nunca me hubiese llevado ante los Alcohólicos Anónimos, me hacía gastar dinero en algo inútil y tenía la mala cualidad de que se "disparaba" cuando estaba frustrado, triste, etc. provocando embriaguez, y en estado de embriaguez hacía y decía cosas vergonzosas que no hubiese hecho en el uso de mi voluntad. Una de las cualidades de los vicios es que NOS ROBAN LA VOLUNTAD. Aún puedo recordar el haberme levantado de la cama por no poder dormir, e ir caminando después de la medianoche a un quiosco que estaba a más de dos kilómetros de casa, porque era el más cercano de los que abren 24 horas, para comprar una caja de cigarrillos, fumar y así poder dormirme. De mi buena madre recibí reprensiones por causa de mi vida promiscua, porque ella no veía bien mis "amoríos" que se sucedían sin ningún resultado (aunque en la sociedad en que yo vivía esto es un rasgo - en los hombres - visto muy positivamente; se alaba al hombre "mujeriego" pero se desprecia a la mujer que es una "cualquiera"). Y el matrimonio del "viejo hombre" ateo que yo era, fracasó, en gran parte por causa de mis adulterios.

Todo lo que la Biblia califica como "pecado" y en contra de lo cual hay "mandamientos", son cosas que nos destruyen, ya sea física o moralmente, y que nos apartan de Dios, del propósito que Él tiene para con nosotros. Por eso nuestro "fabricante" nos ha dado un "manual" de cómo "usar" el "equipo" que Él nos dio, para no afectarnos a nosotros mismos ni a otros. Aún peor, el pecado es "rebelión contra Dios", y es el modo más seguro de perder la vida eterna con Dios y parar en el infierno por todos los siglos. Los versos 9 y 10 del capítulo 6 de 1 Corintios expresan esta verdad en palabras inspiradas por el Espíritu de Dios al apóstol Pablo, quien enumera una lista de cosas que nos apartan del propósito de Dios y nos ponen en manos de Satanás. Al igual que Daniel sabía qué le contaminaría, nosotros podemos tener este conocimiento. ¿Tendremos también el valor y la determinación que él tuvo? Dios ha enviado su Espíritu Santo para ungirnos con estas cualidades. ¿Cambiaremos los "deleites temporales" del pecado - como los califica la Palabra - por la libertad en Cristo? El libro de Daniel nos muestra a algunos que así lo hicieron, y su testimonio fue exaltado por otros hombres de Dios y por el Señor mismo, que consideraron al profeta Daniel como ejemplo de creyente y a su libro como Palabra de Dios (vea Ezequiel 14:14; 28:3; Mateo 24:25; Marcos 13:14; además verá que parte del Apocalipsis del apóstol Juan es una versión de la profecía del profeta Daniel, que el apóstol vio junto a nuevas revelaciones).

Si aún no ha recibido a Cristo como su Señor y Salvador, o si ya lo hizo, pero está aún atado a alguno de estos pecados destructivos, déjeme decirle: no fue en mis propias fuerzas que yo me libré de estas cosas. Antes de conocer a Cristo yo dejé de fumar por largos períodos (varios meses, incluso hasta dos años) porque en MI VOLUNTAD yo quería hacerlo, pero no lo lograba - en aquel entonces no sabía que hay un diablo más astuto que nosotros, que frustra nuestras buenas intenciones para mantenernos en rebelión contra Dios. Sólo cuando el Espíritu de Dios vino a mi vida, me dio la entereza para salir de allí. Ore a Dios y pida perdón por sus pecados, reciba a Cristo como su Señor y Salvador, y pídale LIBERACIÓN de sus pecados. Si es cristiano, pero sigue atado, puede pedir a sus hermanos que lo libren de la opresión diabólica, orando por usted, y pueda obedecer la guianza del Espíritu de Dios. Cristo nos puede y nos quiere salvar. Él vino para "deshacer las obras del diablo".

Que el Señor le bendiga. Su hermano en Cristo, Israel Leonard

PS. ¡Cristo viene pronto!

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