Daniel 1:6-7

¿Qué significan los nombres que se nos aplican?

Daniel 1:6-7

"Entre éstos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarias, de los hijos de Judá. A éstos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego"



Como puede ver, la traducción de Reina Valera es perfecta.

¿Por qué los cambios de nombre? ¿Qué "otros cambios" conllevan?

En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea para "nombre" es "shem". El "nombre" en la Biblia no sólo indica, como en nuestra cultura moderna, la pertenencia a una familia (en el caso del apellido) y el modo de dirigirse a una persona. El "nombre" lleva implícitos el carácter, el honor y la autoridad de su propietario. Cuando Dios le dice a Moisés (en Éxodo 23:20-21) "...envío mi ángel delante de ti...", "...oye su voz; no le seas rebelde, porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él", está significando que todo lo que es Dios (su carácter divino, su autoridad divina y su honor) están en el "Ángel de Jehová", lo cual implica que este "Ángel" no es una criatura, sino una forma asumida por el Creador (llamada "teofanía", θεοφανια, palabra griega compuesta por θεος ,"teós" - Dios -  y φαινω, "faíno" - mostrarse => "aparición de Dios")

Los sufijos "-ías" (del hebreo "-ya", contracción del nombre Yahwe o Jehová) y "-el" ("Dios") que aparecen en muchos de los nombres hebreos (Emanuel, Israel, Ezequiel, Daniel, Joel, Miguel, Gabriel, Isaías, Jeremías, Zacarías y otros) conectan de algún modo el nombre de Dios con la persona. Así ocurría con los nombres de Daniel ("Dios es mi juez"), Ananías (Jah ha favorecido), Misael ("quién como Dios?") y Azarías ("Jah es mi ayuda"). Obsérvese que incluso en nombres humanos, la relación con Dios estaba implícita en los nombres de las personas de una u otra manera. Los nombres babilonios que recibieron, fueron una forma de hacerles perder su identidad judía - como también los romanos hicieron desaparecer los nombres de "Israel", "Judá" y "Jerusalén" para borrar de la tierra la nación judía. La relación que implicaban los nombres cambiados era con los ídolos de Babilonia: Beltsasar ("protegido por Bel" - "Bel"  proviene del acadio y significa "Señor", correspondiente con el hebreo "Baal", era usado para las deidades babilonias) Sadrac ("siervo de Sin", "dios" de la luna entre los caldeos) Mesac (huésped del rey; lo relacionaba al rey babilónico) y Abed Nego ("siervo de Ishtar", "diosa" babilónica del amor y la guerra, llamada "Noga" en hebreo).

Una de las mayores persecuciones - si no la peor - que ha sufrido el pueblo judío fue a manos de los nazis, encabezados por Adolfo Hitler, a quien muchos han visto como "el Anticristo", aunque es sólo un tipo de éste. La persecución y el odio a los judíos - "antisemitismo" - llegó a alcanzar a las Escrituras y al mismo Señor Jesucristo.

El ideólogo nazi Alfred Rosenberg, uno de los principales autores de los "credos" nazis, trabajó en el desarrollo de una "nueva religión" acorde con los principios de su partido, al cual no le servía ni el catolicismo ni el protentastismo que profesaban casi todos los alemanes. Entre las "doctrinas" que esgrimirian los "cristianos" nazis estaba la supresión del Antiguo Testamento y porciones "muy judías" del Nuevo, la declaración de que Nuestro Señor no era judío sino indo-ario, y la unificación de todos los súbditos del tercer Reich bajo esta "religión". Parece una locura cuando se contempla desde nuestra perspectiva, pero fue algo real en aquellos tiempos.

El mismo Señor Jesucristo declaró ante una mujer samaritana que le interrogaba acerca de religión, "la salvación viene de los judíos" (Juan 4:22). El Mesías que nació en Belén, predicó en Israel, fue muerto y resucitado, y a quien adoramos como Hijo de Dios, en su encarnación como ser humano fue un ser humano judío, "hijo de Abraham", "de la tribu de Judá", como lo atestiguan dos genealogías y el testimonio de todos sus seguidores. Si se quitaran de la Biblia las "porciones muy judías", no habría Biblia. La Biblia es una colección de libros escrita en su casi totalidad por judíos, los pocos gentiles que aparecen allí están conectados con judíos, y los asuntos tratados allí son las historias de los judíos, la religión de los judíos, el Dios de los judíos, y cómo del pueblo judío - llegando al Nuevo Testamento - nació el Mesías judío que esperaban los judíos, predicó a los judíos, llamó a doce judíos y les encomendó una nueva iglesia (que fue vista por algunos líderes judíos como una secta, por eso ahora hablamos de "judíos" y "cristianos" como dos religiones distintas; si el liderazgo religioso de los judíos hubiera aceptado también a Jesucristo, todos los judíos fueran hoy cristianos) Esta iglesia nació de miles de judíos en Jerusalén, alcanzó a todo el universo, y llevó al Dios de los judíos a ser adorado por la mayoría de las personas del mundo en la primera religión del mundo, el cristianismo.

En el cristianismo, los gentiles fueron alcanzados por los judíos que se habían convertido, y fueron "insertados en el pueblo de Dios" (el pueblo judío). Aunque el Nuevo Testamento es "nuevo" y en cierto modo, invalida el anterior (por ejemplo, el sacrificio del Señor sustituye a los sacrificios de animales), el Dios del Nuevo Testamento es el mismo del Antiguo, los mandamientos morales que Él dio fueron recomendados por Nuestro Señor y sus apóstoles como "Palabra de Dios", y tanto el Señor como sus seguidores tenían las "Escrituras" - para ellos, el Antiguo Testamento, el cual citan profusamente - como inspiradas por el Espíritu de Dios. Los diez mandamientos que recibió Moisés, los salmos del rey David, los proverbios de Salomón o la profecía de Daniel, son tan "Palabra de Dios" para los judíos como para los cristianos. Es totalmente imposible hacer una "teología" con pies y cabeza del Nuevo Testamento, ignorando el Antiguo.

Pero el odio de Satanás no conoce límites cuando se trata de deshacer las obras de Dios. Esta persecución no es más ni menos una más entre las que comenzaron desde que Israel fue nación (en el libro de Jueces) hasta la que desencadenará el Anticristo (en el libro de Apocalipsis). Sólo nos queda recordar que es algo bien difícil "amar a Dios con todas su fuerzas" sin amar la Biblia, la palabra de Dios; al pueblo judío, con quienes compartiremos la eternidad; al Mesías de los judíos, el Señor Jesucristo, Hijo de Dios; a Jerusalén, donde pondrá sus santos pies el Señor a su regreso; y a Israel, de donde saldrá la palabra de Dios para el mundo entero en la eternidad.

El pueblo judío, aún cuando ha recibido su tierra del Dios de Abraham, Isaac y Jacob, está aún muy lejos de haber alcanzado todas las promesas que Dios tiene para ellos. Si usted es cristiano, únase a nosotros en oración por Israel y por Jerusalén.

Que el Señor le bendiga. Su hermano en Cristo, Israel Leonard.

PS. ¡Cristo viene pronto!

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